#1 - El comienzo
Hola! Los saludo desde mi monoambiente, un lugar en el que vivo desde que tengo 18 años. Me mude de un pueblo a la gran ciudad porque en ese momento elegí mi carrera, periodismo, en la cual tuve muchos momentos de amor, odio y frustraciones como a todos nos pasa en la vida. En este proyecto quiero mostrar lo que escribo, esto arrancó gracias a una materia que se llama periodismo cultural, que curse en el último año de la facultad. Fue una idea que cayó en un momento en el cual no sabía cómo seguir respecto a mi carrera profesional. En estos textos van a poder encontrar artistas, lugares, muestras, libros, que significan mucho para mi y siento que todos deberían conocer. Pero lo primero que voy a publicar es uno que describe una parte de mi que quizás muchas personas no conocen. Este texto lo escribí el año pasado y trata de lo importante que es superar los momentos dolorosos y los cuales creemos que no tienen fin y para sepan que siempre se puede salir.
La locura que desata mi ser y sigo pateando para adelante
Todos en nuestros pequeños mundos intentamos encontrar un lugar y encajar. Ya sea dentro de un grupo de amigos, en la familia o en el trabajo. La cuestión está en aprender a aceptarse a uno mismo y no esperar la aprobación de los demás, algo que a pesar de que no lo admitamos es lo que queremos. Que la otra persona nos quiera, ser el amor de alguien, la mejor amiga, el mejor esposo/a, ser queridos por alguien, sentirnos queridos y no sentirnos solos. Si tuviera que hablar sobre mí, podría decir que soy una persona a la que le gusta aprender muchas cosas, un poco colgada, apasionada, que ama a su familia, pero también a veces necesita tomar distancia, tengo amigas en las cuales confió y del amor mejor ni hablar de eso. Pero si quiero hablar en que hubo momentos particulares de mi vida en los que me sentí sola y toque fondo. Creo que es algo que todos vamos a pasar muchas veces en algún momento, lo importante es encontrar la manera de salir. El tocar fondo lo describiría como un pozo, en el que cada vez te hundís más y no sabes como salir, porque no encontras la manera de estar bien. Muchas veces pasa porque te crees los comentarios negativos que dicen los demás sobre vos, como por ejemplo: sos una mala persona, estas mal, sos una loca, hacete tratar o te dicen que lo que queres no lo vas a poder lograr. Otras veces, pensando en que todo es culpa tuya e intentas ser fuerte y en realidad no podes más. Es necesario transitar esos dolores de los que no hablamos con nadie, de los que queremos escapar y los ocultamos con una sonrisa. Sentirnos solos no está mal, en cierta forma nos ayuda a aprender a querernos, a aceptarnos, a saber que si las cosas no las hacemos nosotros, nadie las va a hacer por nosotros. Y que por más que estemos rodeados de un montón de personas podemos sentirnos solos igual.
No te das cuenta, pero de un día para al otro te propones cambiar y estar mejor. Tenes un horario para dormir, empezas a decir que no a cosas que estabas acostumbrado a hacer pero en el fondo sabías que no te ayudaban en nada. Dejas de lado lo que te perjudica, no solo porque decepcionas a las personas que queres sino también a vos mismo. Te controlas hasta en los capítulos de las series que miras y apagas la tele porque decís: “no, tengo que dormir, porque mañana tengo que madrugar”. Cuando tomas una decisión y te propones cambiar, te das cuenta que comenzas a sentirte mejor, que a veces no es fácil dejar de hacer cosas que te perjudican, pero dejarlas de hacer también te llevan a un lugar mejor.
Para muchos, como para mí, la literatura es un refugio, no solo por la lectura sino también por la escritura. Escribir me genera una descarga emocional impresionante. Lo hago todos los días en la aplicación de notas de mi celular. No se porque tengo la costumbre de enfocarme solo en las cosas malas que me pasan para escribir pero bueno será algo a trabajar en mi misma. Acá les dejo uno de mis textos cortos que escribí el 13 de octubre de 2019:
Estás tan sumida en tu propio drama
que no te das cuenta de que,
lo que decís y haces afecta a los demás.
De tu necesidad demencial
de querer recibir atención
de personas a las que no les importa nada.
Esperando a que finalmente
descubras cómo dejar de preocuparte
por personas a las que no les importas.
Puedo destacar a una poeta argentina que me hace sentir ese no se que en el cuerpo cada vez que la leo. Y es Alejandra Pizarnik que de la mano de la escritura, logró poner en palabras esa angustia que la perseguía desde que tenía memoria. Pizarnik dejó una huella en la literatura nacional la imagen de una poeta incomprendida y triste a la que la vida le causó mucho dolor.
Si tuviera que elegir un poema de ella sería:
Tú eliges el lugar de la herida
en donde hablamos nuestro silencio.
Tú haces de mi vida
esta ceremonia demasiado pura.
En sus poemas hay palabras que reitera sin cesar: las de la infancia, las de los miedos, las de la muerte, las de la noche de los cuerpos. Como dice en otro poema, llamado linterna sorda:
Los ausentes soplan y la noche es densa.
La noche tiene
el color de los párpados del muerto.
Toda la noche hago la noche.
Toda la noche escribo.
Palabra por palabra yo escribo la noche.
En una entrevista Pizarnik contó: “Entre otras cosas, escribo para que no suceda lo que temo; para que lo que me hiere no sea; para alejar al Malo (cf. Kafka). Se ha dicho que el poeta es el gran terapeuta. En este sentido, el quehacer poético implicaría exorcizar, conjurar y, además, reparar. Escribir un poema es reparar la herida fundamental, la desgarradura. Porque todos estamos heridos”.
Este relato o como se lo pueda llamar, está escrito por alguien que recién tiene 26 años, muchas cosas por vivir y aprender. No me se la receta de la vida por pasar por una depresión o por tener ansiedad. Pero si me gustaría poder comunicarlo de alguna forma para que otras personas de mi edad o más jóvenes no se sientan solos o los únicos que pasan por este tipo de situación así como yo en algún momento me sentí. Porque no es así, y pensar de esa forma solo te hace sentir peor. Lo más importante es encontrar ayuda ya sea en familiares o amigos, un psicólogo o cualquier persona que creas que te pueda ayudar. No convivas con estos pensamientos solo/a.