#15 - No todo el mundo merece un lugar en tu vida
Proteger tu paz también es una forma de amor propio.
Después de pasar tanto para estar bien, hay cosas que ya no se negocian.
Si supieras lo difícil que fue para algunas personas volver a estar en paz, entenderías por qué ahora no se permiten ni una mínima dosis de dramas innecesarios.
Recuperar la tranquilidad no es algo que pase de un día para el otro. A veces lleva años. Cuesta llanto, terapia, noches sin dormir. Y cuando por fin se logra, se protege con uñas y dientes.
Por eso algunas personas, y me incluyo, somos selectivas. Porque sabemos lo que pesa permitirle a la persona equivocada entrar. Porque cuando alguien te falla, hay algo que se rompe. Y yo, sinceramente, ya no estoy para darle segundas, terceras, cuartas oportunidades a quienes no supieron cuidar lo que soy.
A la primera señal de que algo no me gusta, corto. No importa si es una amistad, una relación o incluso un vínculo familiar. Todos sabemos lo que está bien y lo que está mal. Cada uno elige cómo actuar. Y si no podés respetarme, que es lo mínimo, no tengo nada más que ofrecerte.
Llegar a este punto me costó. Me costó entender que priorizar mi bienestar no es egoísmo. Es amor propio. Y eso no se negocia. Ya no me interesa estar explicando una y otra vez lo que necesito o merezco. Una vez, puedo. Dos, ya no.
Cada uno tiene su proceso, sí. Pero también creo en la reciprocidad, en el respeto mutuo, en la empatía. Yo sé cómo soy con los demás. No haría nada para dañar a alguien a propósito. Y espero lo mismo de vuelta.
La gente que está en mi vida hoy es gente en la que confío. Que sé que está para mí. Y que yo también estoy para ellos. Porque ese es el tipo de vínculos que suman. Los que cuidan. Los que acompañan. Los que no pesan.
Vos estás decidiendo que alguien pase tiempo con vos, tiempo que no vas a recuperar. Por lo tanto, es un privilegio.
Y quizás llevas mucho tiempo sin hacer esa limpieza de personas que no te suman. Te vas dando cuenta de que hay vínculos que ya no están en la misma sintonía. Que vos evolucionaste, y quizás ellos no. Que eligieron caminos distintos. Y que está bien reconocer que esas personas, en su momento, te hicieron feliz… pero ya no.
Entonces, hay ciertas compañías de las que vas a empezar a tomar distancia. Porque sí, puedo querer mucho a alguien y aun así decidir que no es bueno para mí seguir compartiendo mi vida con esa persona. Aprendí que priorizar mi paz no siempre se ve lindo desde afuera, pero es necesario. Porque no todo el mundo merece tu nueva versión.
Tu energía es valiosa. No todos merecen tener acceso a ella. Aprendiste, te fortaleciste, te convertiste en una mejor versión de vos mismo… ¿vas a dejar que cualquiera entre y desordene todo lo que te costó tanto construir?
Rodeate de personas que valoren tu energía. Que te sumen. Que te apoyen. No que te la consuman.
Es parte de la vida aprender a cuidarnos a nosotros mismos. Porque si no estamos bien por dentro, no podemos estar bien con los demás.