#4 - Renacer entre tormentas: mi balance personal del año
Cómo los momentos difíciles me llevaron a encontrar mi propia fuerza.
Este año fue un huracán de emociones y momentos intensos. Ahora que se termina, no puedo evitar mirar para atrás y pensar en todo lo que me pasó, sobre todo a nivel personal. Arranqué el año con un baldazo de agua fría: en febrero me echaron del trabajo. Ahí empezó una búsqueda interminable que duró casi cinco meses, con muchísimas entrevistas y escuchando un montón de veces que no había quedado.
En mayo conseguí un trabajo, pero duré apenas dos días porque un compañero me acosó y decidí renunciar. Fue un golpe duro, pero a la semana tuve otra entrevista. Ese mismo día me dijeron que me hiciera los estudios médicos y, si todo salía bien, arrancaba. Por suerte quedé, y ahora ya hace siete meses que estoy en un trabajo que manifesté con todas las ganas. Lo escribí mil veces en mi cuaderno de manifestaciones, lo pedí en cada luna nueva, en cada portal, todas las noches. Se lo pedí tanto al universo que, al final, llegó.
Durante esos meses de búsqueda, mi autoestima estuvo por el piso. Recibir tantos "no" te pega fuerte. Encima, me replanteé si tenía sentido seguir viviendo en CABA. Pagar el alquiler sin trabajo fue durísimo, y tuve que pedirle ayuda a mis padres porque no me daba para mantenerme sola. A pesar de todo, tenía bien en claro que quería quedarme porque mi objetivo es crecer profesionalmente, y sabía que acá tenía más oportunidades.
En todo ese proceso, también tuve que lidiar con personas de mi entorno que no entendían lo que me estaba pasando. Me aislé porque sentía que necesitaba tiempo para mí, para encontrar mi foco y reorganizarme. Al principio me sentía culpable por eso, pero entendí que todos necesitamos esos momentos para detenernos, tomar envión y volver a empezar con más fuerza.
Pero este año no fue solo un desafío en lo laboral. También me hizo replantear un montón de cosas en mis relaciones: con mi familia, mis amistades y hasta en el amor. Hoy tengo clarísimo lo que quiero y lo que no, y sé quiénes son las personas que realmente quiero en mi vida. A veces cortar relaciones de años duele, pero cuando algo no da para más, lo mejor es que cada uno siga su camino. También me pasó que gente del pasado volvió queriendo arreglar cosas que ya estaban rotas. Ahí me di cuenta de que no había sido yo la que actuó mal, aunque me hicieron creer lo contrario. Igual, aprendí que no siempre hay que dar segundas oportunidades. Si yo pude ser buena desde el principio, ¿por qué tuviste que perderme para darte cuenta de lo que valgo?
Hoy estoy soltera, tranquila y disfrutando de lo que logré. Fue un año difícil, y hay cosas que todavía me duelen, sobre todo las que están fuera de mi control. Pero, al mismo tiempo, me siento muy orgullosa de mí. Porque, a pesar de todo, logré casi todo lo que me propuse.
Quise escribir esto para recordarte que, aunque haya momentos feos que nos toca atravesar, siempre hay cosas buenas por las que seguir. Si te esforzás, aunque a veces los resultados tarden, terminan llegando. Estoy segura de eso.
Si este año me enseñó algo, es que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una luz que nos guía hacia donde queremos estar. A veces el camino es duro, pero cada paso vale la pena. Que el próximo año nos encuentre con más sueños por cumplir y más fuerza para lograrlos.